Durante las últimas semanas, el borrador de la llamada Ley Trans ha vuelto a llevar las cuestiones de sexo, género y transexualidad a la primera plana de los medios de comunicación, en ocasiones con gran controversia. Esta ley estaría encaminada a despatologizar la transexualidad y mejorar la inclusión de este colectivo en la sociedad. Uno de sus puntos más polémicos es la autodeterminación de género, mediante la cual se pretendería facilitar que las personas transgénero, o personas que no se identifican con el sexo asignado al nacer, puedan cambiar su género en el registro sin necesidad de aportar un informe psicológico ni haberse sometido a una intervención quirúrgica.
En este contexto se publica un artículo de Elvira Lindo en El País que, bajo el título «Nacer en un cuerpo equivocado», reivindica los derechos LGBT+ como derechos humanos y aboga por la necesidad de comprensión hacia las personas trans. Sin embargo, el texto contiene algunas expresiones que podrían matizarse desde la perspectiva de género para evitar la redundancia de tópicos hacia este colectivo.
En primer lugar, ya el título puede resultar algo cuestionable, debido a que determinados sectores del colectivo trans rechazan la idea de que su cuerpo esté equivocado y subrayan que el problema reside en el concepto de género y la necesidad de vincular unos órganos genitales determinados a una identidad de género concreta. Es importante señalar que no todas las personas trans sienten la necesidad de modificar su cuerpo, sino que muchas eligen no hacerlo sin que ello ponga en cuestión su identidad de género.
Similarmente, la expresión «cualquier criatura que se encuentre a disgusto con el sexo con el que nació» vuelve a incidir en la idea errónea de que toda persona trans siente la necesidad de modificar su sexo biológico y obvia de nuevo la existencia de múltiples realidades y vivencias dentro del colectivo trans, todas ellas igualmente válidas en la configuración de la propia identidad de género.