A menudo, observamos en distintos medios de comunicación (El País, El Mundo y ABC) la utilización imprecisa y, a veces, errónea del término «árabe» para referirse a la dominación musulmana del territorio peninsular durante buena parte de la Edad Media. Así, se advierte en diarios como El Mundo y ABC alguna alusión a la «invasión árabe» del año 711 y «la derrota de las tropas árabes en [la batalla de] Poitiers» en el 732. Lo mismo sucede al leer en El País que el reino nazarí de Granada fue «el último reducto de presencia árabe en la península Ibérica». En los dos primeros casos, se trata de una imprecisión, puesto que no solo eran árabes los que llegaron a Hispania y combatieron en Poitiers. En el tercer caso, no resulta adecuado hablar de «presencia árabe» en la península Ibérica en los siglos XIII-XV. En todo caso, musulmana.
Aunque, en ocasiones, se puedan hallar estrechamente relacionados, los términos árabe (originario de Arabia; se refiere también a una cultura y a un idioma) y musulmán (creyente del Islam) no son sinónimos. A partir de la invasión del año 711, gran parte de la Hispania visigoda fue sometida a la influencia del Islam, una religión oriental que se había expandido desde el siglo VII, con enorme rapidez, por el Próximo Oriente, el Mediterráneo oriental y el norte de África. Sin embargo, no todos los musulmanes que desembarcaron, procedentes de África, a través del estrecho de Gibraltar y acabaron con el reino visigodo de Toledo eran árabes; un alto porcentaje, probablemente la mayoría, eran bereberes, un grupo étnico del norte de África. Así, los árabes constituyeron una minoría en el contingente invasor que llegó a la península en el 711. En cualquier caso, el ejército y la organización política de Al-Ándalus estuvieron dirigidos por las élites árabes, que generalmente consideraban a los bereberes ciudadanos de segunda clase.
Al-Ándalus es un término que aparece documentado ya en el año 716 en las fuentes árabes y que se aplica al territorio dominado por los musulmanes en la península Ibérica. Tiene una vigencia histórica de casi ocho siglos, hasta la conquista del último reino musulmán (Granada) por parte de los Reyes Católicos (en 1492). A lo largo de este período tan amplio sus fronteras geográficas, su organización política, su sociedad y su cultura evolucionaron, de forma que resulta imposible caracterizar estos aspectos de un modo general. El elemento que aporta una mayor unidad es el de la religión islámica, que ofrece un marco común según el cual se organiza la mayor parte de los aspectos de la vida de los creyentes. En este sentido, cada vez más se ha generalizado el uso del término andalusí, que no se circunscribe al espacio geográfico de Andalucía, puesto que llega hasta más allá de los ríos Tajo y Ebro, y que se presenta como una de las manifestaciones políticas, sociales, económicas y culturales más singulares de España.
Referencias:
(1) SALVATIERRA CUENCA, V., Al-Ándalus: de la invasión al Califato de Córdoba, Madrid, Síntesis, 2008.
(2) VIGUERA MOLINS, Mª J., De las taifas al reino de Granada: Al-Ándalus, siglos XI-XV, Madrid, Temas de Hoy, 1995.