Pese a erigirse como un error habitual que los expertos e historiadores sobre la Antigua Roma se han encargado de desmentir, no suele fallar el año en que, con motivo de los llamados «idus de marzo» y el aniversario de la muerte de Julio César (c.100-44 a. C.), se haga referencia a este último con el término de «emperador». La noticia del pasado 13 de marzo publicada en la web de Cadena COPE por la periodista Patricia Blázquez Serna falla al designar de tal manera al político y militar romano.
Si de verdad hablásemos del «asesinato del emperador de Roma», como reza uno de sus ladillos, estaríamos refiriéndonos a otro personaje —muchos desafortunadamente sufrieron ese destino (Rostovtzeff, 1977)—. Sin embargo, el que fuera el gran «líder popular y político revolucionario que sentó las bases del futuro sistema imperial» no fue, en ningún caso, emperador (Novillo, 2011: 21). La confusión en este aspecto —común, se debe insistir— viene de una mala interpretación de la condecoración imperator, recibida por Julio César, y que no era sino un reconocimiento por parte del Senado al gran éxito político y militar conseguido por un personaje durante el ejercicio de un cargo (Novillo, 2011: 75). El primer emperador de Roma, por tanto, no fue Julio César, sino su hijo adoptivo Julio César Octavio Augusto, quien se encargaría de transformar la caótica República romana en una «rígida autocracia imperial» (Everitt, 2008: 7).
Asimismo, a propósito de la misma noticia, que habla sobre la muerte de esta figura objeto de muchísima literatura, ha de recordarse que los datos relativos a su asesinato son aún confusos y divergentes. La propia Patricia Blázquez así lo señala, antes de rememorar el relato más convencional, el de su apuñalamiento en el Foro por un grupo de senadores. No obstante, no está de más en insistir en esta idea y remitirse a investigaciones como la de Luciano Garofano, jefe de la Unidad de Investigación Forense Norte de los Carabinieri, cuya tesis sobre la muerte de Julio César (más próxima al suicidio, según dicha versión) ha inspirado el documental bajo el título Who Killed Julius Caesar? (2004). En fin, un capítulo más para la apasionante historia de este gobernante, que no emperador.
Referencias:
(1) Everitt, Anthony. (2008). Agusto. El primer emperador. Barcelona: Ariel.
(2) Novillo López, Miguel Ángel. (2011). Breve historia de Julio César. Madrid. Ediciones Nowtilus, S.L.
(3) Rostovtzeff, Mijaíl. (1977). Roma. De los orígenes a la última crisis. New York: Oxford University Press.