Suele ser habitual encontrarse en los medios de comunicación noticias que hablan del periodismo como si se tratara de un oficio. Sin embargo, lejos de inhabilitar el popular discurso pronunciado en 1996 por el escritor Gabriel García Márquez, ante la 52ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa celebrada en los Ángeles, bajo el título «el mejor oficio del mundo», cabe precisar al lector que en esta frase se incurre en un error: el periodismo es una profesión, no un oficio.
Si bien se utilizan como decíamos estas dos palabras como sinónimos, la incorporación del Periodismo a la Universidad a través del Decreto 2070 del 13 de agosto de 1971 hizo que, automáticamente, el oficio se convirtiera en profesión gracias a quienes apoyaron la idea del Periodismo asociado a una formación reglada, que debía impartirse y forjarse en la Universidad. A partir de este momento clave se abrieron Facultades, Departamentos e Institutos universitarios para el estudio del Periodismo tanto a nivel nacional como internacional. Por eso, es un error hablar de él como un oficio a pesar de existir todavía una amplia mayoría partidaria de la preparación autodidacta y de adquirir los conocimientos por la práctica, como en los oficios.